que nos divide
mantiene su eterna constancia,
y tres exactos segundos siguen,
siendo el tramo que nos separa.
Mis palabras son caricias
a tus oídos, que nunca llegaron a ser
y tu mirada una delicia,
que cercana nunca llegué a tener.
Yo bajo por una escalera
y llegando a la esquina la subís vos,
porque cuando cruzo de vereda,
escucho en frente, llegando tu voz.
Es el mismo viento
el que roza nuestra piel,
y a veces también siento
que nos alimentamos de la misma miel.
Estamos sentados
entre las mismas cuatro paredes
y a veces estamos enredados
en las mismas redes
vagamos bajo un mismo cielo estrellado,
buscando el mismo camino,
pero seguimos siendo desencontrados
por un acertijo del destino...
Ailen
3/1/2011